Panorama industria textil México

Para 2025, la industria textil mexicana encara un entorno complejo: normativa más estricta, nearshoring que atrae inversión y reconfigura cadenas, y posibles aranceles que elevan costos. El reto será capitalizar esas oportunidades manteniendo eficiencia y competitividad frente a presiones externas.

Una industria hecha para resistir.

La industria textil en México durante 2025 y los próximos años enfrenta un panorama complejo marcado por retos significativos y oportunidades derivadas de cambios regulatorios, el fenómeno del nearshoring y amenazas arancelarias, que afectan tanto a la producción como a la competitividad del sector.

Señales de desgaste

En 2023, la industria textil y de confección representó aproximadamente el 2.9% del PIB manufacturero mexicano, pero enfrentó una caída del 8.4% en su PIB respecto al año anterior, reflejando una contracción importante en el sector. Además, se perdieron cerca de 20,000 empleos en los primeros diez meses de 2024, principalmente en confección, lo que evidencia la presión laboral que atraviesa la industria.

México importa más textiles y prendas de vestir de los que exporta; en 2023, las importaciones alcanzaron 13,300 millones de dólares frente a exportaciones por 9,300 millones, lo que muestra un déficit comercial en el sector. Esta situación se agrava por la competencia desleal proveniente de países asiáticos, especialmente China, que domina el 65% de las importaciones textiles a México, con un incremento del 45% en valor respecto a 2021.

Regulaciones y medidas arancelarias

Para proteger la industria nacional, a finales de 2024 se implementaron nuevas medidas arancelarias bajo el Plan México, que busca fortalecer el mercado interno frente a la competencia extranjera. Estas medidas establecen aranceles del 15% para insumos textiles y del 35% para mercancías confeccionadas provenientes de países sin tratados de libre comercio con México, como China. Estas tarifas estarán vigentes hasta el 23 de abril de 2026168.

Además, se restringió la importación de ciertas fracciones arancelarias bajo el programa IMMEX, limitando la entrada de mercancías sensibles para privilegiar el comercio con países con tratados comerciales vigentes.

Nearshoring: Oportunidad estratégica

El nearshoring, entendido como la relocalización de la producción más cerca de los mercados finales, representa una oportunidad clave para la industria textil mexicana. La pandemia de COVID-19 evidenció las vulnerabilidades de las cadenas globales de suministro, y México ha emergido como un destino atractivo por su cercanía a Estados Unidos, su infraestructura y el T-MEC2.

Se proyecta que entre 2024 y 2025 lleguen alrededor de 400 empresas internacionales al país, especialmente al sur de México (Yucatán, Chiapas, Oaxaca), donde la mano de obra local tiene alta disposición y productividad. Esta región está creciendo en la producción de prendas como uniformes, camisas y guayaberas, que comienzan a exportarse en volumen.

El nearshoring también permite a las empresas responder más ágilmente a las tendencias de moda y a la demanda de productos sostenibles y de alta calidad, impulsando la modernización tecnológica y la innovación en el sector.

Amenazas arancelarias y desafíos comerciales

A pesar de que hasta marzo de 2025 no se han aplicado aranceles adicionales por parte de Estados Unidos a las exportaciones mexicanas, la amenaza genera incertidumbre que ha provocado retrasos en pedidos y una crisis laboral con la pérdida de 10,000 empleos en tres meses. Esta situación afecta la confianza de los compradores y la dinámica exportadora, aunque se espera que sea temporal y se normalice en el corto plazo.

Además, la competencia de plataformas asiáticas como Shein y Temu, que aprovechan el sistema de minimis para importar productos libres de impuestos, representa una competencia desleal que ha provocado pérdidas anuales estimadas en más de 3,200 millones de dólares para la industria mexicana.

Retos estructurales y competitividad

La industria enfrenta retos estructurales como la informalidad, la ilegalidad, tecnología obsoleta, baja productividad y altos costos de producción. Muchas empresas han iniciado procesos de modernización tecnológica y mejora en diseño, calidad y servicio, pero la falta de acceso a financiamiento limita su capacidad de escalar.

Diagnóstico y perspectiva

Aunque la industria textil mexicana atraviesa un momento difícil, con pérdidas económicas y laborales, la implementación de medidas arancelarias temporales y el impulso del nearshoring ofrecen un marco para la recuperación y crecimiento. El Plan México apunta a un crecimiento anual del 5% en ventas de 2025 a 2030, lo que indica que hay potencial para revitalizar el sector.

El sur de México se perfila como un nuevo polo de desarrollo textil, con capacidad para atraer inversiones y expandir la producción, mientras que la modernización tecnológica y la innovación serán claves para mejorar la competitividad frente a la importación masiva y la competencia internacional.

En conclusión, aunque existen amenazas y desafíos importantes, la industria textil mexicana aún tiene mucha tela que cortar. Con políticas adecuadas, inversión en tecnología, y aprovechamiento del nearshoring, el sector puede consolidarse como un actor competitivo y sostenible en la economía nacional y global, ofreciendo a los tomadores de decisión una perspectiva de confianza para invertir y desarrollar esta industria estratégica para México.

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